miércoles, 15 de febrero de 2017

Corazón roto

He decidido olvidarme del último partido de mi jornada particular del sábado, fue tan sumamente descafeinado que no tengo intención de hablar de él. Sin embargo si quiero hacer un post sobre algo mucho más gratificante, aunque el título pueda dar a entender lo contrario. Por la mañana viví una segunda entrega de un derroche de pasión por el basket de una persona a la que no conozco mucho, pero tras verla en “acción” en Azkoitia se ha ganado todos mis respetos y admiración.

El basket está lleno de gestas y de hazañas, en casi todas han estado presentes nombres propios de un prestigio contrastado en nuestro mundo del basket, gente que ha terminado ocupando un lugar preferencial en la historia. Casi siempre estas gestas han tenido una repercusión mediática importante y han servido para engrandecer el deporte de la canasta. Pero el nombre propio protagonista de este post no ha batido ningún record de anotación, no ha conseguido ningún título y posiblemente (ojalá me equivoque) no tendrá cabida en ningún  hall of fame. Simplemente es una persona con el corazón roto porque no puede jugar a basket.

En los tiempos que corren suele ser difícil ver personas con un grado de implicación alto con cualquier cosa, no corren buenos tiempos para gente como yo que sentimos con pasión todo lo que hacemos, bueno o malo. Por ello cuando vi a Maitane Yela, postrada en la silla de ruedas, por primera vez en Vitoria, me sentí reconfortado. Ver su actitud positiva, animando sin descanso a sus compañeras durante todo el partido, me impactó mucho y despertó en mí un deseo irrefrenable de saber más de ella. Entré en sus redes sociales y allí descubrí que tenía una lesión importante que la dejaba fuera temporalmente de las pistas, una auténtica putada máxime cuando su equipo se había ganado el derecho a estar en la A1 en Liga Vasca.

Cualquier otra persona se hubiera “borrado” y se habría apartado de todo maldiciendo su mala suerte. Pero Maitane no, ella está predicando con el ejemplo y con su equipo a muerte allí donde vayan. No puedo ocultar que uno de los motivos por los que acudía el sábado a Azkoitia fue ver nuevamente al Araba, las alavesas me transmiten buen rollo en el campo, y cerciorarme de la voluntad inquebrantable de Maitane de estar con sus compañeras. No falló, allí estaba con su utilitario y se dejó nuevamente la piel, la garganta,…….., lo dio todo por sus colores.

No mostró debilidad. Se mantuvo durante los cuarenta minutos firme y esperanzada en sumar la primera victoria. Pero sus ojos transmitían mucha tristeza, la tristeza de una luchadora que no puede sudar en el campo junto a sus amigas y compañeras. La tristeza de una persona que ama tanto el basket que le duele el pecho cuando no puede hacerlo. La tristeza de una persona a la que le duele más el alma que la pierna lesionada.

Me emocionó percibir ese tipo de tristeza. Puede parecer cruel, pero es la realidad. Es la tristeza que he sentido yo mismo muchas veces, cuando la mala fortuna se cruza por tu camino y te obliga a alejarte de tu pasión. Saber que no estás sólo en este mundo es muy reconfortante.

No le voy a mandar ánimos ni le voy a transmitir mis parabienes…., no los necesita, Maitane sabe que todo tiene un principio y un final, sabe que queda un día menos para que abandone ese último modelo de transporte. Solamente le voy a decir que me encantan esos sentimientos que hace visibles para todo el mundo. Gente como ella es la que realmente necesita este deporte. Queda un poco menos para que tu corazón deje de estar roto.

Siento mucha envidia de tu entrenador, que placer tiene que ser para él poder entrenarte.


Vuelve pronto, el día que lo hagas yo estaré allí para hacerte fotos y grabar en video el después. El antes ya lo tienes.




1 comentario:

  1. Impresionante publicacion, soy Josema Alcantara, hombre de baloncesto, Femenino para mas señas, y me ha encantado tu atención y puesta de miras en esta niña y su situación.
    Te felicito sinceramente de corazón y por supuesto le deseo lo mejor a Maitane, a su preparador, que es un grande y al club por reinventarse de nuevo.

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